Nació en Bogotá un colegio público especializado en formación musical para niños y jóvenes talentosos, que ha apostado por la música durante más de una década como estrategia fundamental en la formación integral de sus estudiantes, incluyéndola en su currículo y en el Proyecto Educativo Institucional.
El Colegio Filarmónico nace al interior del Simón Bolívar de Suba, y tiene en sus aulas a estudiantes de primaria y bachillerato, que se proyectan como futuros músicos de la ciudad, potencializando la fortaleza musical de la institución con su experiencia de casi 50 años y las destrezas de 14 maestros especializados, encargados de fortalecer la media vocacional.
De ahora en adelante las clases de música para los 510 niños y jóvenes tienen igual o más importancia que las ciencias sociales o las matemáticas, tras la puesta en marcha del primer Colegio Filarmónico Público, que le ofrece formación temprana con énfasis en el área artística musical. Desde que inició este convenio, entre la Orquesta Filarmónica de Bogotá y la Secretaría Distrital de Educación, los estudiantes pasan la mayor parte de su tiempo entre violines, trompetas y oboes.
Entrenamiento auditivo, ritmo, lecto-escritura, canto, clases con instrumentos y ensayos grupales son algunos de las materias que hacen parte del currículo y del proceso de aprendizaje intensivo de 8 horas a la semana. Los estudiantes del naciente Colegio Filarmónico se suman a los 17.500 niños que la Filarmónica ya atiende en clases de música con el programa Jornada Completa y en los centros orquestales de las localidades Usaquén, Chapinero, Teusaquillo, Candelaria y Tunjuelito.
“Esta innovación sin precedentes en Colombia, está a la altura de países con tradición musical de Europa y Estados Unidos, donde se garantiza desde el principio una educación sólida, para que cuando los jóvenes lleguen a las universidades y conservatorios perfeccionen una formación de años”, destacó David García, director general de la Orquesta Filarmónica de Bogotá.
Desde que inició el proyecto, en el colegio ha mejorado enormemente la convivencia escolar, los niños que reciben formación artística han desarrollado una sensibilidad hacia el medio ambiente y el arte. Su autoestima se ha elevado y los niveles de agresividad han bajado sustancialmente.
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