Tienen altos presupuestos, manejan asuntos de interés fundamental para las localidades, comunas y corregimientos del país: las JAL; y no son adecuadamente explotadas, ni conocidas por las comunidades, tampoco son apreciadas por los partidos políticos; esto quedó evidenciado después de las más recientes elecciones en el país.

Las JAL, son corporaciones administrativas de elección popular para cada localidad, participan en la elaboración de los planes y programas locales de desarrollo, vigilan y controlan la prestación de los servicios públicos, formulan propuestas de inversión ante las autoridades competentes, distribuyen las partidas globales que les asigna el presupuesto municipal, y ejercen funciones delegadas por el Concejo y otras autoridades locales.

A pesar de tener un rol destacado en los temas de cada localidad, no son conocidas por los ciudadanos; al respecto, se refirió el programa Observatorio Electoral Urbano, del Instituto de Estudios Urbanos de la Universidad Nacional de Colombia (IEU), con la profesora Yency Contreras, quien hace parte de él, que aseguró que “una de las grandes aperturas que tuvo la Constitución del 91, fue darle importancia a estos espacios de participación política»

Las JAL son un órgano con el que todo ciudadano debería interactuar para beneficio propio y de su lugar de vivienda o trabajo, así lo expresa la profesora y politóloga Patricia Muñoz, experta en temas electorales y quien hace parte del Instituto de Ciencia Política, a su juicio, “se debe pensar cómo recuperar la participación comunitaria en estas corporaciones que están cercanas al ciudadano”. El escaso interés se evidencia en la elección de ediles del pasado 25 de octubre, que apenas superó el 54 % en el país, por debajo del nivel de participación para concejos, gobernaciones y alcaldías.

Bajos niveles de ejecución

Las JAL manejan presupuestos importantes, como lo explica la educadora Yency Contreras. En localidades como Kennedy, en Bogotá, puede alcanzar los 105 mil millones de pesos al año, lo que no es despreciable; estos recursos no son eficientemente manejados por los ediles y se ejecutan de manera apresurada al final del período, con lo que se desaprovecha una gran oportunidad para el desarrollo de los barrios.

Un edil tiene muy poca representatividad, puesto que es elegido con muy pocos votos, y por lo general ésta se circunscribe a un barrio de la localidad, lo que genera privilegios para ese sector en detrimento de los demás, que deben trabajar muy duro para recibir lo que les corresponde de la inversión.

La docente Contreras, continúa: “a pesar de su importancia, hoy los ciudadanos de a pie no conocen en qué se gastan los recursos de su localidad, porque menosprecian el trabajo de los ediles: los ciudadanos no saben si los recursos proviene del orden local o distrital y no parecen preocuparse por ese tipo de temas, lo que les resta legitimidad a las JAL”, asegura.

Por último, la politóloga Patricia Muñoz, añadió que “no es cuestionable que los líderes intenten adelantar una carrera política a partir de las JAL”, pero sí lo es el que no trabajen por la comunidad que los eligió.