Para mejorar la movilidad en la capital del país, los 9500 buses de servicio público de transporte tradicional, o sea unos 1700 al día dejarán de circular en Bogotá, con la nueva medida de Pico y Placa que inicialmente va a operar de manera pedagógica.
La restricción para los buses empezará a regir desde este miércoles 15 de octubre y será aplicado a dos dígitos durante 24 horas y de lunes a sábado. Al terminar la fase formativa, los conductores que no acaten la medida recibirán multas.
De acuerdo a la secretaria de Movilidad, María Constanza García, la idea es lograr que los pasajeros utilicen el SITP, se adecuen al nuevo sistema y conozcan su funcionamiento.
“Tenemos una orden constitucional de avanzar en la implementación del Sistema Integrado de Transporte Público. Entramos en una fase final, en la cual hay suficiente oferta de buses aun cuando implementemos el pico y placa. En total 900.000 sillas disponibles diarias si se implementa el pico y placa” afirmó García.
Mediante el pico y placa, el Distrito busca incentivar el uso del Sitp, que según el alcalde Gustavo Petro, requiere una inversión anual de 700.000 millones de pesos en un Sistema que no está siendo rentable por la falta de pasajeros.
Sin embargo, concejales y expertos en movilidad aseguran que la ciudad no está lista para esa restricción, ante la falta de alternativas de movilización, ya que no está implementado totalmente el nuevo modelo de transporte.
«La oferta no es de calidad. Es insuficiente en las rutas que sirve, en el acceso, por ejemplo en los medios de pago, esos son problemas serios que tiene el SITP”, señaló Eduardo Behrentz, decano de la facultad de ingeniería de la Universidad de Los Andes.
Ante el acceso complicado en algunas partes de la ciudad, el desconocimiento de las rutas, la poca información que se tiene del sistema y la demora en las frecuencias, los usuarios consideran que el SITP presta un servicio deficiente.
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