En la capital del país ha desaparecido el grafiti artístico y gana espacio el vandalismo, a tal grado, que cientos de ciudadanos optaron por dejar las puertas, muros y ventanas de sus casas con los mamarrachos, groserías y todo tipo de insultos y rayones que pintan los vándalos.
Con base en los recorridos que realiza la concejal de Bogotá Lucía Bastidas, concluye que los más afectados son los comerciantes, que manifiestan su desespero, pues muchos de ellos recién terminan de pintar los frentes de sus casas, aparecen los vándalos de nuevo rayando con spray, afectando la imagen de la casa, edificio y en muchos casos, conjuntos residenciales.
La cabildante resalta que al caminar por corredores como las calles 53, 54, 55, 56, 57, hasta la 60, en Chapinero y Teusaquillo, en horas de la noche, cuando los negocios han cerrado; se evidencia que ni una sola puerta se ha salvado de los grafitis. Lo mismo pasa por la carrera 13, en el centro de la ciudad e incluso por la Carrera Séptima, la Caracas, la 30, Suba y toda la Avenida Boyacá, Kennedy y Fontibón para mencionar solo algunos sitios.
Y no hay cifras oficiales que permitan dimensionar el problema, porque por un lado está la plata que la gente invierte para pintar una y otra vez su puerta o el muro de su vivienda, y por otro los miles de millones de pesos que gastan empresas como Bomberos y el Acueducto, solo para lavar los postes y los muros.
Ni los monumentos se salvan
Los vándalos no respetan el patrimonio histórico de la ciudad, los monumentos los rayan, mientras los bogotanos gastamos, en promedio, 720 mil pesos diarios (21’600.000 al mes, o sea 259 millones al año), para volver a dejarlos en un estado presentable que, de paso no dura mucho, porque recién limpios y recuperados vuelven a ser rayados. En Bogotá hay 497 monumentos, 52 de ellos de interés cultural todos ubicados en el espacio público, estos tampoco se salvan.
En Bogotá hay una partida anual de 1.300 millones de pesos de presupuesto para los monumentos, que se desvanecen entre recuperación, limpieza y gastos administrativos que provienen de los impuestos de los bogotanos, que servirían para mejorarlos y darles un mejor aspecto, pero se pierden sólo en su limpieza y recuperación.
Un mamarracho, un hecho vandálico, de cosas que no dices nada, dan muerte a una inversión y a los esfuerzos de los restauradores, que a punta de estopa y jabón los tienen que limpiar. La concejal Bastidas reitera: “he de anotar la indiferencia de muchos ciudadanos frente al patrimonio artístico que cuesta billones de pesos a Bogotá. Lo que ya no es raro para la ciudad, y se ha convertido en parte del paisaje, es ver las obras con grafitis, rasguños, pintura regada y basuras. Algunos monumentos son usados como inodoros, duchas, baños públicos y dormitorios”.
Un ejemplo de la acción de los vándalos, es la Plaza de Bolívar y el Libertador, que pocos saben que fue la primera estatua de Bogotá para honrarlo y que llegó de Italia el 20 de julio de 1.846, sólo el año pasado se invirtieron 190 millones de pesos para eliminar las agresiones con tinta, tiza, spray y pintura y convertida en un orinal.
Los desadaptados rompieron la nariz a La Rebeca de la 26 con décima en el Centro Internacional de la ciudad, los Monumentos a los Mártires no se salvan, casi siempre están rodeados de botellas de cerveza y de trago en las calles 10, 11 y en la Caracas. El Monumento a la Reina Isabel y Cristóbal Colon, la rotonda de Banderas vía Kennedy de ha convertido en una vulgaridad, y ni hablar de Francisco de Paula Santander, Francisco de Miranda y el Monumento de los Héroes en la Autopista Norte son unos pocos ejemplos de lo que sucede en la ciudad, con la mirada indiferente del gobierno distrital y de los ciudadanos.
La señora Bastidas finaliza diciendo que no hay registro oficial de que alguien haya sido castigado por este motivo. Y así, los grafitis vandálicos se multiplican a una velocidad imparable por fachadas de edificios insignes, por iglesias, casas, locales, muros y monumentos. Una verdadera plaga urbana que opaca por completo los pocos grafitis artísticos que hay en la ciudad.
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