En el marco de la celebración del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, declarado por la ONU, representantes de algunas comunidades indígenas del país realizará este martes 9 de agosto, en Bogotá, un acto público en memoria de más de 3.000 líderes indígenas asesinados en menos de 10 años.
Este evento pretende denunciar también la muerte de unos 20 líderes, que han sido masacrados en lo que va corrido del año, por defender sus derechos y sus territorios, acallando con las balas el sentir y el saber milenario de quienes defienden la vida de sus pueblos y sus comunidades.
El Jardín Botánico realizará una vigilia por los espíritus de los 3000 indígenas asesinados y los 35 Pueblos Indígenas en vía de extinción en la fecha citada desde las 9:00 am, en las instalaciones del Jardín Botánico.
De esta forma y, durante 24 horas se honrará la memoria de los indígenas muertos y se pedirá por todos los pueblos indígenas de América Latina, especialmente por los 34 pueblos colombianos que están en riesgo de desaparecer física y culturalmente. Se pedirá por la armonización de todo el territorio nacional y por el cese de hechos violentos en contra de las comunidades.
Durante esta jornada los Mamus, Taitas, Mayores, Autoridades y Sabedores indígenas realizarán rituales y pagamentos, acompañados por fuego, cantos ceremoniales, poesías y muestras de arte indígena, ofrendando a quienes se han ido.
Entre las actividades contempladas habrá rituales, música, poesía y arte indígena, foto-museo, instalación artística, cine-foro, foro académico y siembra de árboles, entre otros.
El tema del Día Internacional de este año es «Diseños indígenas: celebrando nuestras historias y culturas, creando nuestro propio futuro».
El tema subraya la necesidad de preservar y vigorizar las culturas indígenas incluidos el arte y la propiedad intelectual. También se aprovecha la ocasión para destacar en varios puntos de la geografía nacional a aquellos artistas, cooperativas y empresas que tienen como inspiración las costumbres de los pueblos indígenas.
Asimismo, nos recuerda la responsabilidad que tenemos como individuos consumidores de comprender que, detrás de cada pieza de tela, tejido o arte producida por una persona o comunidad indígena, hay una historia y experiencia personal.
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