Caudal afable

He despertado y me doy cuenta que al reloj le ultraja el tiempo derrochado insustancialmente; la realidad se perturba si extraviamos los vagones faltos de reflexiones o cavilación.

Franqueo el pasillo y algunos viejos tablones dispuestos con maestría reprochan las prisas; ahora intuyo por que al buen precepto le antecede vasta experiencia; un mosaico insubordinado genera oscilaciones nocivas para una estructura bautizada erudición. Pretendo disolver la espesura del anonimato, entendiéndose por lo anterior que saber circular implica mirar el horizonte; un confín monitoreado demuele al perro colérico. Enajenar los valores éticos pervierte la vajilla donde se alimenta el ciudadano.

Al navegante le seducen los oleajes con pretensiones; resulta indudable que las brújulas ameritan ser condecoradas al hormar lo medular; una ventisca descontrolada posesiona nefastos ramajes.

Ensuciar sinuosidades diagramadas entre conocimientos ahogaría pieles que visten la ilusión; todo egoísmo debería oxidarse bajo su correspondiente vileza. No infiltrar un crucigrama desorientativo, significa fraguar errores. Una mano cuyo metraje investiga dudas evitando silenciar preguntas, exhorta compromiso; al sastre decano, agujas incorruptibles.

Observar las fuentes ajenas desde algún extremo lejano al diámetro mismo, puede disociar objetivos; lo ausente constituye fortalezas mentirosas. Hilvanar preferencias, concede prescripción individual; esto último sepultaría razones ofertando maledicencias.

En medio de anécdotas, intentan convencernos brindándonos un lapso y espacio ya calculado; gusto de revelarme dirigiendo mi propio iris. Ensanchar la opción, equivale a reforzar el ideal; descifrar nuestro papiro, encarna que finalizar inicia la búsqueda.

Cinco frases de autoría: