El Concejo de Bogotá hizo control político a la venta de comida callejera, basado en la falta de reglamentación en la ciudad para este tipo de establecimientos comerciales. La bancada de la Alianza Verde se centró en los camiones de comida conocidos como food trucks, mientras que la bancada del Partido Conservador se refirió a los puestos de comida callejera en general.

Estos fueron los argumentos de los concejales participantes:

Lucía Bastidas señaló que varios de los camiones de comida pertenecen a extranjeros, orientales, españoles y venezolanos, lo que afecta la situación de comerciantes de la ciudad. Hizo un llamado a que las entidades distritales competentes, Departamento Administrativo de la Defensoría del Espacio Público (DADEP), Secretaría de Desarrollo Económico, Secretaría de Salud, IDU, Secretaría de Movilidad, elaboren la  reglamentación pertinente que hasta el momento no existe. Propuso que a los dueños de estos negocios se les exijan acciones de servicio social como embellecimiento y limpieza de la zona ocupada.

María Clara Name precisó que aunque estos camiones están agremiados, algunos hacen invasión del espacio público en zonas no permitidas y que, además, generan una problemática de salubridad, por tanto urge la reglamentación que los beneficie a ellos y a la ciudadanía.

Jorge Torres afirmó que no sólo hay invasión del espacio público sino que los camiones que están estacionados permanentemente en parqueaderos también están infringiendo las normas de uso del suelo, y que en ellos sólo se vende comida chatarra perjudicial para la salud. Enfatizó en que se necesita una directriz clara de la Administración Distrital para hacerles seguimiento.

Edward Arias dijo que la calidad de la comida de estos negocios se agrava con las condiciones que se viven en el entorno, especialmente contaminación del aire y falta de higiene. El consumir estos alimentos, muchos de ellos adulterados, puede causar cáncer de colon o gástrico.

Gloria Díaz expuso la problemática de las ventas de comida callejera alrededor de los colegios. Señaló que estas ventas son un factor que facilita el microtráfico. Llamó la atención sobre la falta de acciones concretas por parte de la Secretaría de Gobierno y las alcaldías locales para controlar estas ventas en área escolar. Reclamó una caracterización de los vendedores ambulantes y mayores programas para facilitar su formalización.

Nelson Cubides afirmó que las ventas de comida callejera afectan la salud, la nutrición y el espacio público. Afirmó que si bien en Bogotá no se ha hecho un estudio sobre la calidad de la alimentación en estos establecimientos, en otras ciudades como Medellín se ha comprobado que causan meningitis, abortos espontáneos, gastroenteritis, y daño en riñones, entre otros problemas de salud.

La directora del IDU, Yaneth Mantilla afirmó que ya se está trabajando en la reglamentación de estos negocios de comida, mientras que el secretario de salud, Luis Gonzalo Morales, reconoció que sobre los negocios de comida callejera que no tienen permiso legal para funcionar no se hace ningún control de salubridad, precisamente porque están en la ilegalidad, pero que a los establecimientos con licencia se les exige realizar un curso de manipulación de alimentos. Los concejales de las demás bancadas harán su intervención en una posterior sesión de la Comisión del Plan.