La Feria Internacional del Libro de Bogotá abrió sus puertas con un acto encabezado por los presidentes Juan Manuel Santos, de Colombia, y Ollanta Humala, de Perú, el país invitado de este año, que ha traído una nutrida delegación con Mario Vargas Llosa a la cabeza.

La ceremonia comenzó con un discurso del alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, quien recordó a dos «contadores de verdades» colombianos: el Nobel de Literatura Gabriel García Márquez y el líder liberal Jorge Eliécer Gaitán, asesinado en 1949. Petro recordó que Gaitán organizó la primera Feria del Libro de Bogotá siendo alcalde en 1937, cuando en la vieja Europa «se quemaba la cultura» y «se mataban poetas» en alusión a la Guerra Civil española y a la expansión del nazismo.

Después Gaitán «no solo fue destituido sino que fue asesinado» en 1949, cuando Bogotá se convirtió en una gran hoguera de la que un joven García Márquez huyó para refugiarse en el Caribe, «la tierra de las mariposas amarillas», señaló. Petro dijo que creció con «Cien años de soledad», siguió con «La ciudad y los perros», de Vargas Llosa, para después comprar con su primer sueldo «Conversación en la catedral», también del Nobel peruano, y por último convertirse en «revolucionario».

El presidente de Perú y el escritor hispano-peruano Mario Vargas Llosa lideraron el desembarco de la mayor expresión cultural y literaria que haya viajado fuera de ese país andino. Perú es el país invitado de honor, y como no podía ser de otra forma su premio Nobel de Literatura de 2010 apadrinó esta edición de uno de los tres certámenes literarios más importantes de América Latina, después de Buenos Aires (Argentina) y Guadalajara (México).

Vargas Llosa ofreció un magistral discurso en el que defendió la ficción literaria como la base del sentido crítico que despoja al ser humano de su faceta animal y que permite experimentar la sensación «de que el mundo que inventamos es mejor, más coherente y más comprensible que el mundo en que vivimos». «Por eso cuando regresamos al mundo real de una buena lectura, de una buena historia, sentimos a veces, sin saberlo, un malestar y una decepción; sentimos que el mundo real está mal hecho, que es imperfecto, que el mundo real no es capaz de satisfacer todo lo que hay en nosotros de apetitos, anhelos y ambiciones», argumentó.

Comprometido con su papel no sólo de literato, sino de ideólogo de su tiempo, Vargas Llosa llamó a las nuevas generaciones a evitar la invasión de cerebros artificiales que «arrebaten el quehacer fundamental de contar historias, de crear mundos distintos y de hacer vivir esa irrealidad como si fuera una realidad». De llegar a ese punto, alertó el Nobel y único representante del ‘boom’ latinoamericano que sigue vivo, «volveríamos a las cavernas».

Pero no sólo hay ficción en el aporte peruano a la Feria del Libro de Bogotá, sino un conjunto atributos culturales que representan la «mayor riqueza» del país, según Humala, porque son «en muchos casos únicos». El presidente peruano se refirió tanto a hallazgos arqueológicos milenarios como a expresiones contemporáneas, arquitectura y gastronomía, «a lo que se añade un marco natural que es por sí mismo asombroso, y de eso se nutre la literatura peruana».

Y es que además de la comitiva formada por 60 escritores, a la capital colombiana llegó una muestra gastronómica, artesanías, música, danza, cine, teatro y hasta fotografía, en ejercicios de memoria como el contenido en la exposición ‘Yuyanapaq’, que reconstruye el conflicto armado peruano con imágenes recopiladas por la Comisión de la Verdad y Reconciliación. De hecho, la memoria juega en esta edición un papel fundamental, según dijo el presidente de la Cámara Colombiana del Libro, Enrique González, con el ejemplo del caso peruano a través de las letras de Vargas Llosa «leídas como las huellas de quienes fuimos».

Pero Vargas Llosa no fue el único premio Nobel al que se le rindió homenaje durante la inauguración de esta feria, pues la ausencia física del recientemente fallecido escritor colombiano Gabriel García Márquez se suplió con vídeos conmemorativos, referencias y hasta la lectura de algunos fragmentos de sus libros. Incluso Vargas Llosa hizo una alusión en su discurso al universo de García Márquez, con quien tuvo una amistad que acabó con un misterioso puñetazo en 1976 : «Si queremos que en el futuro haya nuevos Macondos, debemos defender el poder de la ficción».

El presidente colombiano, Juan Manuel Santos, que ejerció como anfitrión, agregó: «Se nos fue nuestro Nobel (en alusión a García Márquez). Colombia y el mundo entero lo lloramos y declaramos nuestra admiración hacia él y su obra». «Pero qué bueno poder decir que hoy está con nosotros, compartiendo su tiempo y sus ideas con sus agradecidos lectores, el más reciente Nobel de América Latina», agregó sobre el hispano-peruano. Los dos principales estands de la feria serán sin duda el pabellón de Perú y el de Gabo, iniciativa del Ministerio de Cultura de Colombia que también presentó las bases del Premio Hispanoamericano de Cuento Gabriel García Márquez en su primera edición.

Por RAM
Fotos EFE