Hoy sábado 18 de diciembre, 359 recicladores de oficio, reciben sus diplomas certificando su participación en procesos de formación que se realizaron como parte del convenio UAESP-SENA. Esta primera certificación formal es la materialización del objetivo que ha movido este proyecto: La inclusión social.

El Alcalde de Bogotá Samuel Moreno en compañía del representante de la Secretaría de Hábitat, Júber Castañeda, de Germán Chaves, Director Regional-Distrito Capital del SENA y del Ingeniero Gerardo Cuenca, de la UAESP, hacen la entrega de los certificados.

Las temáticas de los cursos son correspondientes a las líneas del convenio: Competencias Laborales, en el que se formaron 134 personas en 40 horas; Emprendimiento e ideas de negocio, con 125 certificados y 20 horas de formación; y formación técnica y complementaria, con 100 personas y 40 horas.

Una entrega de resultados de la ejecución del convenio servirá como marco para la entrega de los diplomas. De manera que los asistentes puedan conocer más a fondo de qué se trata el proyecto y cómo ha superado las metas y expectativas, tanto de funcionarios como de beneficiarios.

Se quiere concientizar a los ciudadanos para que aprovechen los residuos que producen, generando un manejo responsable de los mismos, incluyendo a la población de recicladores y creando un valor agregado a la cadena productiva de Bogotá.

A su vez los recicladores de Bogotá aprovechan para exigir el respeto y la permanencia de su gremio en su oficio y la adjudicación directa del servicio de aprovechamiento y tener el derecho al reciclaje social. Han manifestado que se han cerrado algunas bodegas y que a veces se prohíben formas del transporte de su producto (carretas, zorrillos, triciclos, costal, motorizado simple) y el trabajo del reciclaje popular y social en todas las modalidades y eslabones de la cadena.

La intención última de este proyecto que realiza la UAESP, con apoyo de instructores y material del SENA, es darle a esta población, que en su mayoría se encuentra en la pobreza y en estado de vulnerabilidad, las herramientas de formación para poder mejorar su calidad de vida y sentirse más estables y seguros.

Lo anterior, en conjunto con el reconocimiento a su labor como un trabajo de vital importancia para la ciudad –tanto que requiere que la experiencia e los recicladores se complemente con formación técnica, como se hace en este convenio-, es lo que impulsa la inclusión social.