Con una inversión superior a los 25 mil millones de pesos en 2009 para la protección de humedales, compra de predios, para cerrarlos y evitar que atenten contra ellos”, se inició un nuevo proceso en la capital del país. Este fue el señalamiento del Alcalde Mayor durante un acto simbólico en el humedal ‘Meandro del Say’, en Fontibón.
El señor Samuel Moreno Rojas aseguró que con ello se ratifica el “compromiso de Bogotá con la agenda ambiental y con todas las demás acciones como mejor calidad del aire, menores niveles de contaminación visual y auditiva, protección de los cerros orientales y descontaminación no solo del río Bogotá sino de todos los afluentes”
Se estima que el 6,4% de la superficie terrestre, una extensión superior a la de Europa, está cubierta por humedales en los que habitan especies animales, vegetales e hidrófilas. Con los años este precioso legado de los humedales se ha disminuido dramáticamente en Bogotá, pasando de ocupar una extensión de 50.000 hectáreas en 1960 a 800 en el año 2000. Lo más preocupante es que éstas tienden a mantenerse o empeorar.
Durante décadas, se ha considerado que eliminar humedales equivalía a progreso, porque atenuaba los riesgos de inundaciones, mejoraba las condiciones higiénicas del entorno y permitía recuperar tierras para la agricultura y otros usos, como el de edificar.
Los humedales son reservas de agua, suministro y mantenimiento de su calidad y cantidad, funcionan como depósitos que controlan las inundaciones, estabilizan las orillas y contribuyen a la disminución de la erosión, contribuyen a la descarga de agua hacia acuíferos, ayudando a mantener su nivel y la creación de otros nuevos. Ayudan a la purificación del agua mediante la retención de nutrientes, sedimentos y agentes contaminantes e inspiran la tecnología artificial del tratamiento de aguas.
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