Esta semana 8 aves rapaces que fueron rehabilitadas por la Secretaría de Ambiente, volvieron a su hábitat natural: En el Humedal Jaboque, uno de los 14 cuerpos de agua de Bogotá.
30 niños del colegio Chamberlain de Suba apoyaron la liberación de los “alados”, y conocieron cómo la Secretaría de Ambiente reforzó sus habilidades de caza y vuelo por varios meses en el Centro de Recepción de Fauna Silvestre.
El grupo de estas rapaces lo conformaban 4 búhos listados, 2 currucutús y 2 lechuzas de campanario. Estos individuos sirven como control de roedores, ya que son su principal fuente alimenticia.
Estas rapaces fueron entregadas voluntariamente por varios ciudadanos. Los currucutús llegaron al Centro de Fauna en mayo de este año, cuando aún eran unos polluelos, mientras que los búhos ingresaron a finales del año pasado y las lechuzas hace dos meses. En el Humedal de Jaboque, estas aves podrán cazar su propio alimento y reproducirse con los demás individuos de su especie que habitan en esta zona de la capital.
“Estas rapaces viven cerca a los cuerpos de agua o en las partes altas de los edificios. A veces caen de sus nidos y se fracturan. Hacemos un llamado para que los bogotanos se comuniquen con la SDA si llegan a encontrar alguna para que los podamos rehabilitar y devolverlos a su hábitat natural”, dijo Susana Muhamad, Secretaria de la cartera.
Por un nido caído
En mayo de este año, un ciudadano de la localidad de Suba llegó al Centro de Fauna con una caja de cartón. En su interior tenía un nido con dos polluelos currucutús, que aún no tenían plumas y piaban de hambre. El nido se había caído de un árbol en un parque de esta localidad. Cuando el ciudadano lo vio inmediatamente decidió llevarlos al Centro de Fauna para que los cuidaran.
Los expertos de la SDA ingresaron a los currucutús al área de neonatos. Allí permanecieron casi un mes a una temperatura similar a la que le puede brindar su madre, y fueron alimentados con pescuezos de pollo. También se les instaló un palo en la caja de madera para que empezaran a aprender a perchar.
Cuando les salieron las plumas pasaron a una jaula amplia. Como alimento se les suministró ratones vivos, que ellos mismos cazaban. Allí aprendieron a volar y a comer por sí mismos, lo cual indica que ya están listos para volver a la libertad.
“A los currucutús se les ofreció una temperatura similar a la de un nido, y se les enseñó a consumir alimento por si solos. Luego se les estimuló con presa viva como alimento para desarrollar la caza, y finalmente fueron entrenados en una jaula de rehabilitación donde se fortaleció la capacidad de vuelo y habilidad de acecho y caza. A la fecha los animales vuelan y cazan satisfactoriamente y podrán reintroducirse a su vida silvestre”, señaló Yudy Cárdenas, bióloga del Centro de Fauna.
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