Cuando en el mes de junio de 2010 el Estado Colombiano fue condenado y declarado responsable por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, CIDH, por el asesinato del líder y Senador de la República perteneciente a la desaparecida Unión Patriótica, Manuel Cepeda Vargas, la escultura  levantada en su honor en el barrio Mandalay de la localidad de Kennedy, lugar donde fue asesinado, conservaba todas sus características.

Días después, la placa o taja que identificaba la misma, fue arrancada violentamente y destruida o robada del lugar y hasta el momento se encuentra de esa manera, convirtiéndola en un monumento al olvido, una base de hierro y cemento a la deriva, sin ninguna explicación de su significado para los transeúntes y jóvenes que a diario recorren el lugar paralelo a la Avenida Las Américas.

Este monumento de nombre “Tierradentro, rombos y estrellas, homenaje a Manuel Cepeda Vargas” (foto 1), fue donado a la familia Cepeda por el maestro en artes plásticas Edgar Negret, en el año 1997, para recordar la memoria del líder asesinado tres años atrás.

Esta condena es la segunda que recibe la Nación, ya que el Consejo de Estado ya lo había hecho con anterioridad al sancionar con el pago de más de mil millones de pesos el 10 de diciembre de 2008, tras hallarlo responsable por omisión del atentado que acabó con la vida del dirigente político, dinero al que su familia renunció.

El Senador Manuel Cepeda Vargas fue asesinado el 9 de agosto de 1994 a las 8:30 de la mañana, pocos días después de su posesión en el Legislativo, cuando se movilizaba junto a su conductor y un escolta por la Avenida Las Américas al suroccidente de Bogotá. 

Más que reclamar por la destrucción de una escultura realizada en honor a un líder político, lo que se quiere es sentar un precedente por la destrucción, parcial, de una de las obras de arte del escultor payanés que adorna cierto sector de la localidad y que da un simbolismo especial en el arte del volumen, además que se ha convertido en una de las identificaciones de la localidad de Kennedy.

Lo mismo viene pasando en otros sectores de la ciudad, donde las esculturas realizadas par exaltar a algún líder político o deportista, han sido semi destruidas con pinturas y grafitis.