En Corabastos, la más grande central de abastecimiento y comercialización de alimentos del país, se desperdician a diario, miles de toneladas de comida, ante la mirada del distrito que hace parte de la junta directiva de la central mayorista. El Decreto 613 de 2007 le confiere voz y voto a la Secretaría Distrital de Desarrollo Económico para actuar ante la situación, pero no ha habido un pronunciamiento al respecto; además, Corabastos hace parte del Plan de Abastecimiento de Alimentos y Seguridad Alimentaria para Bogotá de acuerdo al Decreto 315 de 2006.
El concejal Yefer Vega, que ahora vuelve a referirse al tema, afirma que al IPES también le cabe una responsabilidad en cuanto al aprovechamiento de los alimentos que son desechados en las plazas de mercado, a pesar de su buena calidad, por el simple hecho de tener bajo su mando las plazas de mercado de la ciudad.
En un comunicado, el cabildante Vega afirma que 400 mil ciudadanos se acuestan sin haber comido por lo menos una vez por semana según la encuesta multipropósito, y un dato que resulta contradictorio y hasta cínico, es que en la localidad de Kennedy donde está ubicado Corabastos, en el 5.5% de las familias de la localidad hay un integrante de la familia, que no consumió ninguna de las tres comidas, por lo menos un día de la semana. Muchas personas se alimentan de la comida que va a parar a la basura en Corabastos.
En noviembre pasado, la Veedora Distrital, Adriana Córdoba, mostraba las cifras que destacaban que Bogotá produce diariamente 12.400 toneladas de alimentos, pero alrededor de 4.000 se perdían en las fases de transporte y comercialización, cerca del 30% se botan en el camino.
A lo largo de esta cadena, de la que hacen parte 5.600 comerciantes, gran cantidad de comida queda abandonada en el suelo de la gran plaza. “Lo que no sirve, se bota”, dicen los vendedores de Corabastos. Sin embargo, esos desechos se convierten en la fuente de alimento de personas que deambulan por el lugar. Esta situación, que reviste riesgos sanitarios y evidencia el desperdicio de comida, refleja las grietas de la política de seguridad alimentaria en Bogotá, afirmaba la señora Córdoba.
Finalmente, el concejal Yefer Vega agrega: «esta administración tiene una oportunidad de oro, para acabar con esta indiferencia que ha sido la constante de las administraciones anteriores y cuanto antes, iniciar dinámicas de aprovechamiento de los productos y así alimentar a quienes no cuentan con recursos para abastecerse de los mínimos nutricionales».
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