Ayer, en la cabina de La Cariñosa, donde por dieciséis años -de los cincuenta y seis que le ha dedicado a la radio- estuvo frente a los micrófonos del noticiero Alerta Bogotá (6.10 a.m.), tribuna radial del pueblo, el más escuchado, hubo abrazos, lágrimas, cálidas demostraciones de afecto, tras la última emisión, en su matizada voz, del popular radioperiódico.

El respetable y admirado hombre del dial, Cristóbal Américo Rivera, ibaguereño, 78 años, médico cirujano de la Universidad Nacional, 52 años de matrimonio con doña María Fabiola Rodríguez: tres hijos, cuatro nietos, tres biznietos, se despidió conmovido de su equipo de colaboradores encabezado por su director, Francisco Romero Dorado, luego de compartir entrañables madrugadas de oficio y camaradería, siempre al frente de la información oportuna, veraz y actualizada.

Queda en la memoria de sus miles de oyentes el recuerdo de uno de los dilectos y consagrados profesionales de la Medicina y la locución, agregado a sus virtudes de ciudadano intachable, su don de gentes, su optimismo y su imborrable sonrisa a flor de labios.

Homenaje al maestro.
– Médico: ¿Y mañana a qué horas se piensa levantar?
«Ojalá después de las nueve de la mañana».

– ¿Cuánto tiempo duró doña María Fabiola, su esposa, preparándole el desayuno a las 3 de la mañana?
«Alrededor de 20 años».

– ¿Y a qué saben unos huevos de madrugada?
«Son los más fríos y desabridos del mundo».

– ¿A esa hora no cae pesado el chocolate?
«Por el contrario, de mañana es saludable. Por la noche es que cae mal».

– ¿Cómo va a hacer para adaptarse al nuevo reloj?
«El despertador, a partir de hoy, quedará archivado en el sótano. Con el biológico me toca consultar con un amigo psicólogo. Para eso hay que graduar la glándula pineal».

– ¿Va extrañar el fiambre que le daba su esposa para comer en cabina?
«Claro, me va a hacer mucha falta».

– ¿Y qué le empacaba?
«Tortilla de huevos pericos con arroz».

– ¿Lleva la cuenta de los crímenes que le tocó narrar a lo largo de dieciséis años?
«Esa es una cifra de la cual no quiero acordarme».

– ¿Qué bandidos de leyenda lo dejaron impresionado?
«‘Sangrenegra’, ‘Efraín González’, ‘Desquite’ y ese tal ‘Chispas’, del que dicen todavía ronda como alma en pena por el llano».

– ¿Se acuerda de su primer muerto?
«Sí, de Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril, pero no como locutor sino como médico. Yo trabaja en la Clínica Central y allá lo llevaron, pero ya fallecido: entró por el servicio de urgencias y vi asombrado la enorme aglomeración. La policía no daba a abasto a contener la chusma».

– ¿De qué otro muerto memorable se acuerda?
«Ha corrido mucha sangre en este país y, como le dije antes, es difícil llevar esa cuenta. Pero de los que más me llegan a la memoria: Luis Carlos Galán, Alvaro Gómez Hurtado, Diana Turbay, Enrique Low Murtra, entre muchos. Claro que los muertos que más me duelen son los niños, las madres y los adolescentes».

– ¿Lloraba ante micrófonos?
«Sí, muchas veces, pero sobre todo ayer, cuando ofrecí la última emisión del noticiero ‘Alerta Bogotá’, acompañado de mi grupo de colegas».

– ¿Qué homenaje le hicieron?
«Un sencilla pero inolvidable despedida por parte del director Francisco Romero y su equipo de colaboradores».

– ¿Qué es lo que más va a extrañar?
«El tinto de las cinco de la mañana que me acercaba la buena Lady a la cabina, el saludo cariñoso de La Cariñosa, desde sus vigilantes hasta sus altos ejecutivos, y el tráfico cada vez más endiablado para llegar a la torre sonora».

– ¿De qué viejos periodistas de época hace memoria?
«De Alberto Galindo, de Juan Gossaín, por supuesto, con quien compartimos amenas mañanas, de Jairo Humberto Rico, Víctor Manuel Cortés y Héctor Santiago Guamán, entre tantos de esta generosa familia de la radio».

– ¿Y de los rancios locutores de la época dorada?
«Julián Ospina, Otto Greiffestein, Heliodoro Otero, Hernando González, Hernán Gallego, y que me perdone el resto porque la lista es larga».

– ¿Cómo observa esa extinción de los buenos locutores radiales?
«Da tristeza, da nostalgia, porque ahora toma prelación la rapidez de la información sobre el romanticismo y la calidad que hubo en el pasado ante micrófonos».

– ¿Cuántos años promocionando Dolorán?
«25 años».

– ¿Le duele dejar la pomada?
«Me acostumbré tanto a ella que la nombro hasta dormido (eso dice mi señora)».

– A propósito, ¿cuál es el secreto para que a usted no le duela ni una calza?
«El omega 3».

– ¿Ningún achaque?
«Los normales cuando se alcanza una edad mayor como la mía y a veces la próstata, de la que estoy a punto de operarme?

– «¿Ciática. lumbago, torceduras, fríos concentrados?
«Para eso se hizo Dolorán».

– ¿Riñones?
«Perfectos».

– ¿En cuánto tiene la tensión ahora mismo?
«140-80, controlada».

– ¿Rico automedicarse?
«Siempre con el vademécum a mano».

– ¿Cuál y cuándo fue su última operación?
«Fue por una artrosis de rodilla hace ya 15 años».

– ¿Y a una paciente?
«Hace 25 años que no ejerzo como cirujano».

– ¿Ahora le va sobrar tiempo para qué?
«Para darle un buen repaso a la Medicina».

– ¿Para qué más?
«Para salir con mi mujer y mis nietos a pasear».

– ¿Para ir al estadio también?
«Sólo si no llueve».

– ¿Hincha de quién?
«Del Santa Fe».

– ¿A qué más se dedica en casa?
«A leer, sobre todo libros de Medicina».

– ¿Reza el rosario?
«Sólo los sábados por la tarde, con mi esposa».

– ¿Cuántas veces se ha ganado la lotería?
«Una sola vez me gané un seco, me pagaron 4 mil pesos, hace 25 años».

– ¿Cuánto ya de su última borrachera?
«Hace 10 años».

– ¿Y con qué motivo?
«Para una Navidad: me pasé de contento».

– ¿Por qué lo vive regañando su señora?
«Porque no me acuesto temprano cuando tengo que madrugar».

– Bueno, ahora lo va a tener todo el tiempo en casa…
«Estoy seguro de que va estar muy contenta».

– ¿Come de todo?
«Sí, me gusta mucho el pescado».

– ¿Tiene finquita fuera de Bogotá?
«No. Me amaño mucho en esta querida ciudad en la que estoy radicado hace 60 años».

– ¿Cómo es su círculo de amigos?
«Más bien pocos y bien escogidos».

– ¿Le han quedado debiendo plata?
«No presto plata ni a intereses».

– ¿Tiene un compadre detective?
«Tenía un compadre músico, pero se murió».

– ¿Qué tal duerme?
«No más de seis horas, por costumbre, ahora que dejo la radio, pienso hacer más pereza».

– ¿Cuál es su santo de devoción?
«El Espíritu santo».

– ¿Da limosnas?
«Sólo a quien veo que la necesita, los domingos, en la infaltable misa».

– ¿Godo o liberal?
«Liberal, de los de antes».

– ¿Cómo ve el país hoy en día?
«Tiene sus dificultades, pero va para adelante».

– ¿Por quién voto la última vez?
«No olvide que el voto es secreto».

– ¿A quién le gusta escuchar en radio?
«Me gustaba escuchar a Alberto Lleras Camargo, pero siempre a Hernán Peláez».

– ¿Qué es la radio?
«El medio más expedito de comunicación social».

– ¿Qué es la vida?
«La vida es muy corta».

– ¿Y la muerte?
«La muerte es inesperada».

Por Ricardo Rondón Ch.