Aunque a simple vista parece ser una mujer de armas tomar o con un carácter muy fuerte, esta bogotana de 35 años de edad, y quien acaba de asumir la comandancia de Estación de Policía de La Candelaria en reemplazo del coronel José Luis Palomino, es una tierna madre de dos niños, que además debe sacar tiempo para ser esposa y compañera, debe cumplir con las exigente labor que implica estar al mando de cerca de un centenar de hombres que diariamente velan por la seguridad en el centro histórico de la capital.
Se trata de la mayor Aztrid Iromaldy Gómez Ramírez, una administradora de Empresas de la EAN, con Especialización en Gestión de Calidad en entidades públicas de la Norma NTCGP 1000, experta en antisecuestro y antiextorsión, que escribe su nombre con Z porque así lo decidieron sus padres, lo que de paso la hacen única e irrepetible.
Es un ama de casa normal, que va al parque, al cine, que cocina, lava los platos y hasta le queda el tiempo suficiente para consentir a su esposo y a su niña de 13 años y su bebé de 12 meses. Amante del atletismo y el baloncesto, esta mujer detrás del uniforme se define como un ser humano normal, un poco estricta en sus decisiones y un tanto malhumorada.
“La idea es mejorar la percepción de seguridad que hay en este momento en la localidad, y trabajar de la mano con la Alcaldía Local, con las universidades, los colegios, los comerciantes y con toda la comunidad, para entre todos mejorar la convivencia y la calidad de vida de los candelarios”, explica la nueva habitante de este céntrico sector, quien ya fue comandante de la Estación de Barrios Unidos, además de sub comandante de la Policía de Bachilleres y de E-18 de la localidad de Rafael Uribe Uribe.
“La Candelaria tiene buenos índices de operatividad por parte de la Policía Nacional, y unos bajos índices en la parte delictiva, por lo cual vamos a realizar campañas de prevención y algunos controles específicos en unas zonas plenamente identificadas donde se ha comprobado la comisión de delitos de microtráfico, hurto a personas y hurto a comercio, que son quizás las problemáticas que más afectan a la localidad en el tema de seguridad”, explicó la mayor Gómez, luego de respirar profundo, aduciendo que es una gran responsabilidad mantener el registro de año y medio sin homicidios por hechos delictivos en la localidad.
Cuando ostentaba el grado se subteniente, tuvo la oportunidad de trabajar en algún momento en el centro histórico de La Candelaria, ya que perteneció a la Policía de Turismo, lo que le dio unos conocimientos previos que hoy le pueden servir para afrontar con mayor eficacia, el compromiso de salvaguardar el orden, la seguridad y la tranquilidad de los habitantes de este importante sector.
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