Un gran socavón, oscuro y frio, es la orfandad al interior de cualquier persona; lo anterior se aclara si digo que todo diámetro refleja el sueño a ejecutar. Las ausencias penan cuando sus verdades exponen patrañas. Los resultados auscultan márgenes erróneos, al descubrirse la esquematización basada en una moneda inexistente; dos falsos profetas, tres miserables. Algo real necesita de tintas para figurar.
Con determinación y beneplácito, inculco metas entre romerías que buscan desenterrar enigmas; los textos deben tener historia exclusiva o individual; el mensaje subsiste al pulir la vena del entendimiento. Un fuerte dolor, significa no firmar por desazón libertades constructivas.
Una ventana podría diseñar múltiples coordenadas hacia el futuro, conociéndose que los vidrios imprimen añoranzas pasadas y caminos presentes; le apuesto formalmente al papel cuyo lenguaje muestra propiedad, cada ser humano simboliza un diario. El verbo a conjugar, especifica la respuesta.
Llover con angustia relata desequilibrios fundados en ultrajes al punto medio. Una postura flemática modifica inconsistencias procurando sosiego, capacidad e impulso; los verdugos mueren según convicción.
Las dedicatorias constructivas generan confianza previo estudio de usos y desarrollos; el felino sabe donde pernocta. Copar el árbol, certifica mentes bien dispuestas; asumir momentos difíciles, convirtiéndolos en triunfos, hace talentos. Quiero destronar sonidos vacios; fusilar incredulidades contagia optimismos; la sonrisa, marca crucigramas. Un hombre luchador, aja la indecisión; entonces, los prados aparecerán rebosantes.
El halcón marcando territorio
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