En el lenguaje popular es común oír a las personas decir que el ser humano trabaja toda la vida para tener dinero pero descuidando su salud y cuando tiene o consigue el dinero se lo gasta recuperando la salud que ha perdido en esos años.
El caso de Gabriela Acosta Contreras es distinto. Ella nació el 13 de marzo de 2007 y desde su llegada al mundo reside en la localidad de Fontibón, específicamente en el barrio Puerta de Teja, UPZ 75, una de las zonas más afectadas por el exceso de ruido originado en las operaciones que se realizan en el contiguo Aeropuerto Internacional El Dorado.
Doce años atrás (1995) entró en funcionamiento la segunda pista del Aeropuerto, el que en el 2003 reportaba unos ingresos de 48 millones de dólares al año y el diagnóstico de obsoleto y con una inminente ampliación, le ubicaba como prioritario en el Plan Maestro de Bogotá, anunciando una inversión de mil millones de dólares en los próximos 25 años para su modernización y ampliación.
El obstáculo para el desarrollo económico de la región y del país, ha hecho que se aumente la frecuencia de vuelos nacionales e internacionales de El Dorado y se eleve su capacidad de pasajeros y de operación nacional e internacional. Ante una solicitud de la Aeronáutica Civil, la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales – ANLA, efectúo la evaluación ambiental pertinente para la modificación de la Licencia Ambiental respecto al funcionamiento del Aeropuerto Internacional El Dorado, la cual fue resuelta mediante oficio del 4 de septiembre de 2015, en donde se autorizó la operación del mismo durante 24 horas, y no de 6 am., a 10 pm como se planteó originalmente y como hasta la fecha había funcionado.
Ante las constantes reclamaciones de los residentes de las localidades de Fontibón y Engativá, el Hospital de Fontibón E.S.E., adelantó un estudio llamado “Diseño de un sistema de vigilancia epidemiológico de los efectos en salud por contaminación auditiva” en el año 2009 donde destacó que la población de Fontibón es una de las más afectadas a la exposición por ruido generado por las operaciones aeronáuticas que se desarrollan en los aeropuertos El Nuevo Dorado y Catam, en las localidades antes mencionadas.
Como consecuencia de los vuelos diarios “que exponen a la población aledaña en forma cotidiana a niveles de presión sonora que superan los 100 db (decibeles)” según la Contraloría (2006), los resultados arrojaron que las UPZ Fontibón (75), Fontibón San Pablo (76) y Capellanía (115) según los mapas de ruido, exceden los límites permisibles y “predominan niveles de presión sonora por encima de los 70 db, y se observó que más del 70% de la población total identificada corresponde al ciclo vital adulto mayor y el 3% a niños”, según el estudio del Hospital de Fontibón antes mencionado.
Según el médico cirujano de la Universidad Nacional Carlos Casasbuenas, la exposición del ruido y a altos niveles del mismo, puede ocasionar daños agudos y crónicos. «Los primeros son manifestaciones que se presentan a corto plazo como alteraciones en el estado de ánimo, agitación, estrés, irritabilidad, ya que el ruido constante altera las funciones vitales del organismo», señala el especialista. Los crónicos son los que se presentan con los daños en el sistema auditivo. «Está demostrado que cuando el oído humano se ve expuesto a ruidos que exceden su capacidad o su límite, 80, 90 o 100 decibeles, empiezan a dañarse algunas de las células y eso no se va a recuperar y son los denominados traumas acústicos y si las personas siguen recibiendo estos niveles de ruido de manera permanente, los daños cada día serán mayores», agrega.
La abogada Rosa María Mateus del Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, grupo que apoya en sus reclamaciones a los habitantes de Fontibón y Engativá, afirma que: “se han adelantado trámites con la ANLA (Autoridad Nacional de Licencias Ambientales), en audiencias públicas, en las cuales se les expresaron razones basadas en informes, videos, testimonios de la comunidad, el inconformismo ante la situación, y les invitaron a hospedarse en algún domicilio de los barrios afectados para que midieran con equipos especializados el nivel de ruido y vivan la «experiencia». La invitación aún sigue en pie y no se ha respondido. A la ANLA le corresponden unas obligaciones, respecto a las licencias que da, pero en este caso los mecanismos de mitigación del ruido no se implementaron. Barrios de Bogotá buscó esta respuesta en la Autoridad Ambiental y no hallo eco en la solicitud.
Gabriela y Paola Andrea; víctimas del ruido
“El caso de mi hija Gabriela no ha sido fácil, porque la niña nació bien, pero cuando pasaba un avión ella se tapaba los oídos, o se escondía a mi lado”; así comienza su relato Julio Ramón Acosta, un residente del barrio Puerta de Teja de Fontibón. “Cuando la niña cumplió 6 años (2013), y no hablaba, supuestamente por sobreprotección, decidimos con mi esposa llevarla al servicio médico de Compensar y todos los exámenes salieron bien. Fue hasta que decidimos asistir a un especialista particular (otorrinolaringólogo) quien determinó que la niña tenía una pérdida del 40% en el oído derecho y 20% en el oído izquierdo, hecho que le generó un atraso en su desarrollo del lenguaje y motriz”, señaló Julio Ramón.
El padre de la niña es contundente con sus afirmaciones: “Llevamos 3 años en permanentes procesos de terapias del lenguaje, motriz y cognitiva. En este momento tres especialistas ven a la niña: Otorrinolaringólogo, Fonoaudiólogo y Psicóloga. El valor mensual de la atención médica de la pequeña Gabriela Acosta Contreras, según su padre oscila entre dos millones de pesos: (Fonoaudióloga 1.000.000, Otorrinolaringólogo 500.000, Psicóloga 500.000).
Quiero mostrar con esto la situación de salud que pueden estar viviendo otros niños que no tienen las condiciones económicas para un tratamiento como el de Gabriela. Hemos solicitado que se hagan unos estudios médicos en el sector para determinar la salud, no solo de los niños, sino de los adultos mayores” agrega.
Por su parte Paola Andrea Serrato es una niña de 11 años que reside en la localidad de Fontibón en la Carrera 96 B con calle 25 B, Barrio La Rosita, ella presenta problemas frecuentes de dolor de oído (otalgia bilateral), vive en una zona de alto impacto sonoro. La orden médica es evitar la exposición continua a ruidos fuertes, afirma su madre María Isabel Acosta.
«El estar expuestos a estos ruidos los niños tienen más afectación porque sus órganos son más sensibles y el tiempo de exposición es más largo porque su periodo de vida es más extenso y ahí vienen las afectaciones que se presentan a menor o mayor plazo. Muchas de ellas no son a corto plazo y también depende del nivel de susceptibilidad de cada persona, ya que no todos son sensibles a ciertos niveles de ruido porque el riesgo es relativamente proporcional al nivel de exposición del mismo», señala el doctor Casasbuenas.
Los habitantes de estas dos localidades, en sus áreas de afectación, oscilan en estratos 1, 2 y 3, tienen unos promedios de ingresos familiares de un millón de pesos mensuales por familia. Según la Encuesta Multipropósito para Bogotá realizada en el año 2011 por el Dane, el 4,1% de los hogares de la localidad de Fontibón, consideraron que sus condiciones de alimentación empeoraron con respecto al 2007. Si estos datos en torno a la manutención son preocupantes, el resultado en cuanto a salud suelen ser más deplorables, ya que está comprobado que el ser humano va al médico en casos extremos o cuando sus capacidades físicas se sienten realmente disminuidas.
Al ser una población que no tiene un nivel de ingreso medio o alto, los casos o enfermedades ocasionadas por la exposición al ruido que emiten los aviones que pasan sobre sus casas se acrecentarán cada vez más, porque no cuentan con los recursos para pagar un especialista. «Si hiciéramos un estudio juicioso de audiometría en toda la zona, encontraríamos muchos casos de personas que tienen problemas de oído y que cada día oyen menos, que toleran lo que pasa a su lado, es distinto, pero la pérdida de sensibilidad al oír está ahí latente, ya que el cerebro humano es una grabadora y su vía de entrada es el oído el que está interconectado por un par craneal con una parte del cerebro y hace que el desarrollo del niño sea inferior por la atrofiación de uno de los 5 sentidos básicos», agrega Casasbuenas.
Insonorización de viviendas
Para dar cumplimiento a las obligaciones impuestas en la resolución 1330 de noviembre 7 de 1995, mediante la cual el ministerio del Medio Ambiente (hoy Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible) otorgó la licencia ambiental ordinaria para la ejecución de obras de construcción y operación de la segunda pista o ampliación del aeropuerto; “la Unidad Administrativa Especial de Aeronáutica Civil, adelantó las obras de insonorización como medida de mitigación a los impactos por ruido generados por el Aeropuerto Internacional El Dorado”. La Aeronáutica Civil afirma que las viviendas donde se realizaron los ensayos piloto de insonorización fueron visitadas por representantes de comunidades de Engativá y Fontibón, funcionarios del DAMA, el Ministerio de Ambiente y por el propio ministro de esta cartera, se lograron reducciones mayores de 16 db(A) Ldn (cálculo día noche).
La comunidad sostiene que no hubo una pedagogía para enterar a la comunidad del proceso de insonorización y que su resultado nunca fue bueno. Por su parte, en septiembre de 2015 Fernando Iregui Mejía, director de la ANLA, le dijo a El Espectador que las viviendas que fueron insonorizadas de manera inicial (3200, según el funcionario), sus dueños «hacia 2004 y 2005 vendieron esos techos, puertas y vidrios con el argumento de que el calor dentro de las casas era infernal. Mal haría el Estado en obligar a la Aerocivil a poner puertas y ventanas cuando los otros las están vendiendo».
Por su parte los moradores de los barrios señalan que “mi hijo vive en Cofradía (Fontibón), soportando un ruido terrible, les insonorizaron con una vaina (lámina) de icopor encima porque es tejado, y se llenó eso de ratas, entonces tuvieron que pagar para que les quitaran eso. Aquí en Puerta de Teja no nos colocaron eso, en unas casas pegaron unos cauchos para las ventanas y no sirvió para un carajo, aquí la colocaron en dos piecitas, todavía existen unos pedazos, al abrir la ventana se despegaban esos cauchos. En la cocina y el patio donde más permanezco no colocaron nada”, afirmó Mercedes Téllez, adulto mayor, afectada por el ruido.
Gloria Molina, reside en Fontibón y viene trabajando desde hace 8 años con los residentes de este sector de la localidad novena. Afirma que se realizaron fallidos procesos de insonorización, se cubrió solo el 3% de los predios sin ninguna explicación y solo el 1% funciona según la Secretaría Distrital del Medio Ambiente. “La insonorización se hizo sin método y se extendió desde algunas casas de Fontibón hasta otras viviendas de Normandía (Engativá). No hubo un conocimiento del tema, por eso muchas personas no pudieron acceder a este beneficio”.
«El impacto de la insonorización fue la inconformidad y enemistad que nos ganamos muchos con otros vecinos quienes creyeron que este proceso se instaló por influencias, prefiriendo a algunas personas y dejando sin ninguna protección a la mayoría», finaliza doña Mercedes.
Comunidades Unidas
El pasado 8 de septiembre de 2016 se presentó en sociedad y de manera formal este blog, elaborado por las personas afectadas por el ruido originado por las operaciones del Aeropuerto. Con la presencia de líderes comunales, organizaciones civiles, residentes de Fontibón y Engativá, y con el apoyo del Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, se ofreció a los habitantes de las dos localidades esta herramienta con el fin de difundir la problemática, y generar cambios para el bienestar común.
Gloria Molina, líder comunal, destaca que el blog pretende utilizar las redes sociales, con el idioma que se requiera, para difundir la problemática y visibilizarla; quiere mostrar el ensordecedor ruido a 100 metros de las viviendas de los barrios afectados de Fontibón y Engativá durante las 24 horas del día, afectando a la ciudadanía. “No está contemplado el uso del suelo, ni la planeación adecuada para ese uso, sin embargo, fue aprobada por parte del Estado, motivo por el cual las peticiones de la comunidad siempre fueron negadas. Después de mucho tiempo se lograron cambiar algunas rutas aéreas, se habló por primera vez de insonorizaciones a predios afectados, lo malo es que estas no se instalaron (solo el 2% de los habitantes afectados la tienen), eso se logró con lucha comunitaria», afirma.
Después de conocer las peticiones de la comunidad, y de año y medio de búsqueda de su apoyo, los afectados por el ruido del Aeropuerto El Dorado lograron el apoyo de Accountability Counsel, un buffet de abogados sin ánimo de lucro, radicado en San Francisco (Estados Unidos), quienes les han acompañado para llevar su caso ante el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) en el primer trimestre del año 2016 y en todos los trámites legales referentes a su reclamo. Actualmente este grupo de abogados sigue de cerca lo que sucede con el tema.
Los habitantes de Fontibón y Engativá no buscan con estas acciones que el Aeropuerto El Dorado se vaya de la ciudad, no se oponen al progreso y a la dinámica de la terminal aérea, insisten que se necesita un estudio que determine con certeza el número de personas afectadas en su salud por las operaciones aéreas. Solicitan que se cumpla con la norma de la ANLA donde se revisarían las características de cada vivienda para determinar cuál sería la mejor opción de insonorización; piden un monitoreo de los niveles de ruido a distintas horas del día; finalmente quieren que se tenga en cuenta los argumentos expuestos con el fin de que la licencia ambiental (resolución 1330 de 1995) no se modifique y que la segunda pista del Aeropuerto El Dorado opere de 6:00 am a 9:50 pm.
Predios desvalorizados
Mientras la finca raíz se valoriza cada año en todos los sectores de la ciudad, en algunos sectores de Fontibón y Engativá el efecto es contrario. El concejal Jaime Caycedo envió en octubre de 2011 una carta a la entonces alcaldesa Clara López Obregón, en la que denunció que unos 9.000 predios de las localidades de Fontibón y Engativá quedarían desvalorizados. La misiva solicitaba no expedir el decreto que daría vida al denominado “Plan Aeropuerto”, argumentando que “se legalizará el despojo a miles de familias de esos sectores para abrirle paso a los grandes negocios inmobiliarios de carácter industrial y comercial”.
Julio Ramón Acosta advierte que la disminución del valor de las viviendas ha sido significativo y se ve claramente en el avalúo catastral que se realiza cada año. Su vivienda que costaba en 2014 196 millones de pesos, pasó en 2015 a 168 millones de pesos, según avalúo de Catastro Distrital. Otro caso es el de Mario Enrique Acosta González, quién es propietario de un inmueble ubicado en la Carrera 96 B No. 25 B 66. En el año 2014 el avalúo de su inmueble estaba establecido en $ 196.256.000, para el año 2015 el valor decreció y se ubicó en $168.970.000, y para el 2016 su valor nuevamente subió pero sin llegar siquiera al de 2014 y quedó establecido en $ 170.608.000.
La cercanía de estos barrios con la segunda pista de la terminal aérea de Bogotá ha hecho que las viviendas valgan menos. Rosa María Mateus dice que “el derecho a la propiedad se ha visto afectado, el avalúo de muchos predios de Engativá y Fontibón muestra como cada año valen menos por el problema del ruido originado por el Aeropuerto El Dorado. Se ha interpuesto una acción de nulidad en contra de los permisos que ampliaron las licencias aeroportuarias y se pretende instaurar una acción de grupo, de reparación directa, en la que se evalúe todos los casos de personas afectadas en su salud y patrimonio”.
Los municipios vecinos y la nueva terminal
Entre los municipios de Madrid y Facatativá se realizará en los próximos años las nuevas pistas del aeropuerto, el que será destinado como terminal de carga en una extensión de 1980 hectáreas, con 3 pistas para la operación. La primera etapa que planea iniciar labores en el 2018, tendrá un costo que supera los 3 billones de pesos.
Pero no solamente se utilizará como terminal de carga; sus 3 pistas albergarán por lo menos un 15 % de la operación aérea de pasajeros la que será trasladada allí y las aerolíneas de bajo costo tendrían en él su espacio principal de servicio.
Según el director de la Aeronáutica, en 2015, Gustavo Lenis, se debe realizar un acercamiento y acuerdo especial con las alcaldías municipales de Madrid, Mosquera y Facatativá para que se elaboren planes de ordenamiento territorial y evitar construcción de viviendas en las áreas cercanas al mismo para que no pase lo que en Bogotá, que muchos edificaron en las cercanías de El Dorado después que este estuviera operando.
«El Dorado 2 estará ubicado a 16 kilómetros en línea recta de la terminal actual, entre los municipios de Facatativá y Madrid, Cundinamarca y es necesario para poder atender la demanda futura que desbordará, en un estimado de 10 años, capacidad de El Dorado 1. Desde ya comienza el proceso para contratar estructuración de APP para construirlo y operarlo», señaló el Vicepresidente de la República, Germán Vargas Lleras.
La consultoría tendrá un costo aproximado de $12.000 millones y será contratada a finales de 2016 y en ella se definirán los componentes técnicos, jurídicos, financieros, prediales, ambientales, sociales y de riesgos necesarios para la nueva infraestructura aérea de la ciudad.
Para el doctor Carlos Casasbuenas, residente en el municipio de Facatativá y quien se desempeñó como Secretario de Salud del departamento de Cundinamarca, los avances en materia de infraestructura no se pueden frenar y son vitales para el desarrollo, empleo y generar nuevas oportunidades al municipio.
«Esto se debe medir en una balanza muy equilibrada. El tema es saber qué tanto está preparado el municipio desde la planeación de ciudad. Facatativá es un municipio que ha crecido mucho y de manera desordenada en los últimos años. Con la llegada de las nuevas pistas crecerá mucho más. Pero, ¿si estamos preparados para expandirnos y tener más viviendas?, si sabemos que con una semana que no llueva en la región, el municipio entra en racionamiento de agua ya que el tema hídrico de la región es muy débil», señala.
La planeación ya está hecha, los estudios ad portas de iniciar, el presupuesto definido y en consecución, mientras tanto las personas afectadas por los efectos del ruido ensordecedor de los aviones, continúan su calvario en pro de su beneficio y de encontrar los recursos necesarios para los tratamientos médicos. El crecimiento no se puede detener, pero la salud se debe preservar.
Por: Luis Moreno Matallana y Yeiver Rivera Díaz
Estpy por arrendar una vivienda en Modelia en la 26 con Boyaca. El ruido de los aviones es intolerable en ese sector?