Para muchos, la Feria del Libro es casi una “mezcla rara de penúltimo linyera” como dice el tango, en donde se consigue de todo: Enciclopedias, crispeta, poesías, abrazos, saldos, música, Thomas Mann, “punta de anca”, Tras la huella del Almirante, tinto sin azúcar, conferencias, más saldos, muchos saldos, la obra completa de Carpentier en cuarenta mil pesos…
Para otros, la Feria debe cambiar definitivamente de estructura, de lugar, de filosofía, de propuesta. Pero sea lo uno o lo otro, ella es definitivamente, un lugar de encuentro con los amigos, la oportunidad de un abrazo, de obtener una firma, de conocer a los escritores, de oír nuevas propuestas, de sumergirse en este maravilloso mundo de los libros.
Pero fundamentalmente la Feria sirve para reencontrarse con viejos amigos que no veíamos desde tiempo atrás, como Gustavo Arango, que un día cualquiera cruzó la frontera y sembró su presencia en Nueva York para dictar clases de literatura latinoamericana.
Nos habíamos conocido cuando dirigía el suplemento dominical de El Universal, en Cartagena de Indias, aunque sabíamos de él por lo que hacía en su natal Medellín en donde había compartido las alegrías literarias con los compañeros de barrio y universidad.
Ahora había vuelto a Colombia a presentar su novela El origen del mundo con la que se había ganado el Premio Bicentenario de México y que Ediciones B puso en el mercado nacional con una atractiva carátula sugestiva y sugerente: un femenino torso desnudo y, en “origen del mundo” una flor en todo su esplendor…
– ¿Cómo sentiste, al llegar a Bogotá, la expectativa que había sobre tu novela?
– Me sentí muy contento con la presentación de El origen del mundo en Bogotá. De todas mis novelas, es la que mejor despliegue y promoción ha recibido. Esta presentación es, en cierto modo, el final de un largo viaje y el comienzo de otro. Me ha dado una gran motivación para seguir escribiendo.
– ¿Crees que la portada de la misma resume buena parte de ella?
– La portada de la edición colombiana es muy sugestiva. Ese cuerpo que es jardín y volcán invita al lector a imaginar conexiones con el título. En cierto modo, es una preparación para los juegos que propone el libro. El origen del mundo es una reflexión sobre el cuerpo humano y sobre nuestras múltiples maneras de crear.
– ¿Cómo viste la Feria del Libro de Bogotá?
– Ocurren muchas cosas en la Feria. Hay muchas novedades y actividades. Es un momento luminoso y de fiesta que antecede el momento de la verdad: Cuando los lectores se encuentran a solas con los libros.
– ¿Cómo viste la reacción de la gente con tu novela en la Feria?
– Hubo curiosidad por el premio que recibió en México, por el tema del libro, por el ombligo y la flor que ilustran la portada. La anécdota del libro es simple, pero es difícil explicar todos los temas y niveles que tiene la novela. La única invitación que puede hacerse es a degustar la historia, su perspectiva y su lenguaje. Nada tiene que ver con la realidad que fabrican los noticieros y es una invitación a ver dimensiones de la vida que la literatura reciente ha tenido ignoradas.
– ¿Emocionante ver que el auditorio se llenó de amigos y lectores?
– Mucho. Es la realización del sueño del niño que hace mucho quería ser escritor. Viví aquellos momentos con la alegría de su corazón.
– ¿Como dijo Neruda «Confiesas que has vivido»?
– Confieso que quiero seguir viviendo.
– ¿Crees que ya El origen del mundo no es tu novela sino de los lectores?
– Eso es muy cierto. Puedo volver a ella (cuando alguien que conozco me dice que la está leyendo, trato de ver unas páginas con su mirada), pero ya está en otro espacio, vive una aventura de la que sólo me llegan noticias muy de vez en cuando.
– ¿Aún sientes calidez entre tus compatriotas al reconocer tus méritos literarios?
– El público lector necesita orientación, voces críticas que ayuden a identificar los libros que vale la pena leer. No tengo ningún sentimiento negativo por el hecho de que mi novela haya sido reconocida primero en otro país. Cada obra tiene su propio recorrido y ahora, por suerte, El origen del mundo le ha llegado a un público que lo puede entender muy bien.
– ¿Crees que tu novela cumplió tu cometido con el Premio en México y con la presentación en Colombia?
– Es el comienzo de un viaje. Siempre he creído que mis obras tiene algo de póstumas. Nunca me enteraré de lo que pase con ellas después de que me muera, pero siento que al escribirlas le he ganado batallas a la muerte y al olvido.
Jorge Consuegra (Libros y Letras)
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