Antes se llamaban ‘planilleros’. Ninguna entidad se ha dado a la tarea de contarlos. Lo único que se sabe es que en la avenida Boyacá y en la calle 68 ya no cabe uno más. Los ‘calibradores’ son capaces de agrupar las rutas según su destino.

Algunos de estos calibradores han sido conductores que han salido de las empresas por tener multas o por problemas con el empleador y se han dedicado a esta labor informal en la capital. Más que indicar el tiempo entre vehículos orientan a los conductores y les regulan su ritmo de trabajo.

Los podemos ver en todas las esquinas de la ciudad, esquivan con gran facilidad el tráfico, por cruces y calles, abordando a los conductores del transporte público….Le indican el tiempo en el que pasó la ruta anterior, y cuanto va de una a otra, se ganan la vida de esta forma, algunos conductores paran y hacen caso de sus recomendaciones, mientras que otros los ignoran, es así como cada informe tiene un valor de 200 pesos como mínimo. Estos personajes se pueden ganar en un día de trabajo informal entre 30.000 y 40.000 pesos.

En esta actividad, como en otras, existen clasificaciones. Hay algunos que se toman las calles en busca de unas cuantas monedas y otros que son contratados por las mismas empresas de transporte. Encontramos a Camilo Pérez es uno de los representantes de esta práctica en la calle 63 con 13. Se gana el salario mínimo, el trabaja con la empresa Cootransniza  y su sueldo lo complementa con los 35 mil pesos diarios que recibe de propina de los conductores.

Su trabajo de comunicarles a los choferes la distancia en minutos del que ya pasó es una responsabilidad, que si no se hace correctamente, genera inconvenientes en el paradero. Criticados por muchos, prohibidos por varias empresas, los choferes de buses, busetas y colectivos aseguran que los ‘calibradores’ cumplen con una función muy importante. «Si uno sabe que el compañero de adelante le lleva cuatro minutos, se puede ir más despacio para no alcanzarlo y no tirarse la ruta. La idea es que los buses pasen con un intervalo de cinco minutos», cuenta el conductor de buseta Jorge Domínguez.