Con una escenografía minimalista y un imponente juego de luces, cuatro actores nos presentan los intríngulis de una batalla que resulta conmovedora por su claro mensaje antiguerra. «Aurash» es una historia donde las fronteras no existen y la lucha territorial resulta insignificante ante la lucha valiente de su protagonista.
Basada en un mito persa de más de mil años, esta obra ha sido montada por el director iraní Soheil Parsa en diversos países, como una manera de alzar su voz ante el absurdo de la violencia. Soheil Parsa tuvo que huir de su país hace 30 años y desde entonces está exiliado en Canadá donde fundó la compañía “Modern Times Stage”.
Luego de una guerra brutal con Turan, Persia está al borde de la aniquilación. Los términos de su rendición están sobre la mesa: una flecha debe ser lanzada desde la montaña más alta de Persia y el lugar en el cual caiga, será el nuevo límite fronterizo. El irónico Rey de Turan al recibir una petición de tiempo de su reducido contendor decide otorgársela con la condición de que el mensajero Aurash sea quien lance la flecha o que el país entero muera bajo su espada.
Así, el incrédulo Aurash es acusado de traición por los suyos y es usado como un títere por los turaníes. Lamentando su fortuna, Aurash asciende en solitario a la cima y con su corazón agobiado toma su decisión: Lanzar la flecha hacia el cielo para que nunca retorne a la tierra. Hasta el día de hoy se dice que los Persas continúan en la ladera de la montaña Elborz, esperando a que la flecha aterrice y a que su héroe regrese.
El director iraní Soheil Parsa escogió esta emotiva leyenda persa con más de mil años de antigüedad, después de vivir en carne propia los vejámenes de la guerra islámica de 1979, cuando tuvo que salir exiliado de su país, dejando atrás sus sueños, pero también una guerra contra la que decidió luchar con el arte y las tablas.
Aurash ha sido montada en diversos idiomas y versiones, siendo las más recientes y aplaudidas, las hechas en Cuba, Irán y Bosnia-Herzegovina. El turno le corresponde ahora a Colombia, para recordarle a nuestro país que todavía hay esperanza y que el teatro aporta su invaluable grano de arena, con piezas que llaman al corazón a reflexionar y movilizarse en contra de la guerra.
Brunilda Zapata, Salvatore Motta, Francisco Martí y Gonzalo Carreño llevan el hilo de esta historia mitológica que mezcla Teatro Noh de Japón y Ta’ziyeh de Irán, con la narrativa occidental.
La temporada se dio inicio el 11 de agosto e irá hasta el 11 de septiembre en funciones de miércoles a viernes a las 8 de la noche y los sábados a las 6 de la tarde y 8:30 de la noche en la Casa del Teatro Nacional.
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