Ciudad Bolívar, Usme, Usaquén, Rafael Uribe Uribe y San Cristóbal son las cinco localidades mineras de Bogotá, que albergan en su perímetro urbano 107 predios dedicados a la explotación y transformación de minerales de construcción.
Según la Secretaría Distrital de Ambiente, entidad que evalúa, controla y le hace seguimiento a la pequeña minería en el perímetro urbano, de estos 107 predios tan sólo 7 son legales, ya que se ubican en alguno de los tres Parques Minero Industriales de la ciudad.
De los predios legales, cinco están en el PMI de Usme y los dos restantes en el parque del Tunjuelo, canteras pertenecientes a las empresas Cemex Colombia y Holcim Premezclados.
Ante tanta ilegalidad, la Secretaría de Ambiente ha impuesto 96 medidas preventivas de suspensión de actividades mineras, y el mismo número de procesos sancionatorios a todos los propietarios de los predios “piratas”.
Sin embargo, las minas legales también han atentado contra el ambiente bogotano, por lo cual la SDA ha adelantado procesos sancionatorios en su contra. Actualmente, cuatro de estos predios se encuentran en trámite jurídico.
La Secretaría ya remitió a la Fiscalía General de la Nación toda la información relacionada con las empresas que vienen incumpliendo las medidas impuestas, “para que así se adelanten los procesos penales correspondientes” dijo el Secretario del ramo.
“Todos estos actos administrativos se los hemos comunicado constantemente a las respectivas Alcaldías Locales, con el fin de que ejecuten las suspensiones de las actividades mineras impuestas” afirmó el funcionario.
Para la caracterización de la actividad minera en las cinco localidades mineras, el Distrito cuenta con un presupuesto de 647 millones de pesos; 447 para evaluación, control y seguimiento y 200 para alternativas de recuperación de las zonas afectadas por estas actividades.
En 2008, la autoridad ambiental del Distrito elaboró 119 conceptos técnicos sobre minería. En 49 de estos se evidenciaron labores que incumplían las medidas de suspensión de actividades.
Atentado contra el ambiente
Esta actividad atenta varios frentes ambientales. Impacta el paisaje por la presencia de los frentes de explotación sin restaurar, por la ausencia de vegetación, por la erosión y por la disposición de residuos sólidos.
Debido a que las aguas de escorrentía pasan por los frentes de explotación y arrastran una gran cantidad de sólidos hacia las corrientes de agua, el recurso hídrico también resulta deteriorado.
El aire tampoco se salva. Por la presencia de emisiones fugitivas, debido a la escasa vegetación y al viento en los frentes, este recurso se ve impactado. Por último está la erosión e inestabilidad del suelo, generadas por los taludes de fuertes pendientes sin cubierta vegetal protectora, y por las actividades mineras artesanales y la ausencia de sistemas de manejo de aguas de escorrentía.
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