Las aguas del Río Tunjuelo entre la Avenida Boyacá y la quebrada Yomasa, dejarán de recibir al año aproximadamente 20 mil toneladas de sólidos como arena, gracias a que la Secretaría Distrital de Ambiente y la Alcaldía Local de Usme, en compañía de la Policía Metropolitana, cerraron definitivamente las trituradoras Marceliano Barón, Jairo Daza y Perdigo Gravas, todas ubicadas en el predio La Perdigona de Usme.
Por años, estas tres empresas se dedicaron a triturar rocas para venderlas a las diferentes constructoras de la capital. Sin embargo, para este proceso captaban ilegalmente el agua del Río Tunjuelo por medio de varias mangueras, para luego devolvérsela vertida con sólidos suspendidos como arenas.
Estas trituradoras de material pétreo ya tenían orden de cesar actividades por parte de la Secretaría de Ambiente desde el año 2007. Las tres tenían cargos por captar agua sin concesión, por erosión y degradación de suelos y por vertimientos industriales.
Por no acatar dicha orden se decidió sancionar a estos tres establecimientos con un cierre definitivo. Además, están obligados a desmantelar la planta trituradora, para evitar la reactivación del proceso, retirar las motobombas y abstenerse a captar aguas del río.
Según estudios de la Secretaría de Ambiente, en esta zona del Tunjuelo se arrojan más de 20 mil toneladas de sólidos suspendidos al año. En todo el tramo dos de este cuerpo de agua, comprendido entre la quebrada Yomasa y la Avenida Boyacá, se depositan más de 27 mil toneladas de sólidos suspendidos.
Por cada metro cúbico de piedra que es triturada, estas rústicas empresas utilizan aproximadamente 1,5 metros cúbicos de agua del Tunjuelo. Cifra alarmante, ya que esta zona tiene una producción mensual entre 300 y mil metros cúbicos de grava y arena. Es decir que mes a mes estarían captando hasta mil 500 metros cúbicos de agua del Tunjuelo ilegalmente.
“Todas estas trituradoras entrarán en cintura. Realizaremos constantes operativos para garantizar que cumplan con las medidas preventivas y que hagan las adecuaciones necesarias. De lo contrario, deberán cesar actividades”, manifestó Juan Antonio Nieto Escalante, Secretario Distrital de Ambiente.
Las autoridades ubicaron una guaya con sello de plomo en los canjilones (grandes molinos), motobombas y trituradoras, además de los avisos de sellamiento.
“El cierre definitivo llega después de mucho insistir y esperar respuestas positivas con el ambiente. No quisieron adecuar sus falencias con el ambiente, ni corregir sus infracciones ambientales, por lo cual deberán pagar por el daño causado al Río Tunjuelo”, agregó Nieto Escalante.
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