La Alcaldía Mayor de Bogotá en su Plan de Desarrollo, ha prometido dar a las plazas de mercado de la ciudad, un impulso que les permita ser autosostenibles. El IPES que se encarga de su administración, afirma que en cuatro años al menos seis de ellas cubran sus gastos de funcionamiento con su propia operación.
El fundamento para recuperar estas tradicionales plazas consiste en fortalecer la asociación, crear una cultura empresarial entre los comerciantes, aprovechar las particularidades de cada plaza, arreglar la infraestructura y mejorar la administración; esto con el apoyo del sector privado, anunció el secretario de Desarrollo Económico, Freddy Castro.
Las plazas de mercado de Bogotá conservan parte del patrimonio gastronómico de la ciudad y sus municipios vecinos, son claves para la seguridad alimentaria de la ciudad, son espacios que permiten un gran encuentro cultural gastronómico, social, comercial, político y religioso, pues en ellas se reúne toda la población colombiana sin discriminaciones de algún tipo.
Las 19 plazas públicas reúnen 3.999 puestos, de los cuales 3.077 están ocupados (77 %), pero en Los Luceros (Ciudad Bolívar), la ocupación es solo del 20 %, la del barrio Boyacá Real (Engativá), sólo ocho de los 107 puestos están activos (7 %). Esta última, junto con El Carmen y San Benito (Tunjuelito), son, por ahora, insostenibles, de acuerdo con María Gladys Valero, directora del Instituto para la Economía Social (Ipes).
La situación difícil de las plazas de mercado se debe a sus pocas ventas, a la competencia creciente de los puestos de frutas y verduras y tiendas de barrio, a las amplias superficies de Fruver (venta de frutas y verduras) que son cada vez más comunes en las localidades, y a la falta de asociación entre los comerciantes.
La Alcaldía anunció que las plazas de La Concordia (actualmente en remodelación), Las Cruces y La Perseverancia serán incluidas en el mapa turístico de Bogotá. Esto implica hacerles intervenciones especiales para mejorar su infraestructura y las capacidades de sus comerciantes, con el fin de que los visitantes de la ciudad asistan a ellas como lo harían a cualquier restaurante típico.
La estrategia para salvar a las plazas, consiste en pensar en que ellas, en conjunto, son un eslabón de la cadena de abastecimiento de alimentos de la ciudad, el reto está en cumplirle a los comerciantes, destacar la importancia de ir a mercar a la plaza, resaltar la cultura, la gastronomía y las tradiciones que van de la mano con los productos únicos que en ellas se venden.
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