Esta noche se presentará en la Sala Azteca Fundadores ubicada en el centro de la capital colombiana en el barrio Germania (Calle 22 No 5-85), a las seis y 30 de la tarde y mañana sábado a las tres y treinta, “Nightwatching”, la película de Peter Greenaway sobre Rembrandt que cerró con gran éxito el XXV Festival de Cine de Bogotá. Esta película muestra la vida profesional y romántica de este extraordinario pintor.
Es un retrato del trágico periodo de la vida del artista en el que pierde a su mujer y pinta por encargo uno de sus cuadros más conocidos: «La ronda de noche» en el cual refleja en el lienzo la conspiración de un vil e infame asesinato.
La película de Greenaway se asienta sobre dos pilares básicos en el guión: por un lado, los secretos e intrigas en torno a la ejecución del cuadro de Rembrandt. Por otro lado, las experiencias amorosas y sexuales del pintor con las tres mujeres que influyeron en su vida: su esposa Saskia, y sus criadas Geertje y Hendrickje.
Rembrandt pasó de ser una figura admirada y cotizada a la más absoluta miseria en sus últimos años de vida, fruto de la disminución de encargos reales y de los ataques constantes a su persona. Y es que Rembrandt refiere, en más de una ocasión, a través de sus cuadros, una sociedad ultraconservadora. La animada vida amorosa del pintor, junto a su carácter impertinente y arrogante, molestaban seriamente a los altos estamentos de la época, dominados por los rigores oficiales del calvinismo, que vieron su ocasión de venganza tras la realización de este lienzo, en el que las sugerencias eróticas, las rivalidades económicas y las intrigas criminales se muestran en clave tras el telón de fondo del retrato de la milicia de arbuceros de Amsterdam.
Greenaway estructura la película con un estilo narrativo, y como resultado es una singular obra que poco tiene que ver con los relatos biográficos hollywoodenses. Greenaway, opta por una puesta en escena donde lo que prevalece es la imagen en su aspecto estético más que argumental, utilizando los elementos simbólicos, los contrastes de luz y sombra, la fuerza del color y el barroquismo en la ambientación para hacer llegar el mensaje al espectador. Así, del mismo modo que de si pintar un cuadro en movimiento se tratase, en el que el pincel ha sido sustituido por la cámara, el rodaje se realiza mayoritariamente en interiores de estudio, con iluminación artificial, para lograr encuadres de plasticidad pictórica lo más aproximado posible al cuadro de Rembrandt.
Se destaca en esta película la interpretación de Martin Freeman en el papel de Rembrandt, que logra transmitir una variada riqueza de matices del personaje, ese ser contradictorio y complejo, un tanto inestable, bebedor, lujurioso y sin complejos, a pesar de retratarse como un hombre menudo, bastante maltrecho y no demasiado cuidadoso en cuanto a su higiene. En conjunto, una película vanguardista, que rompe con las estructuras habituales en cuanto al modo de contar las cosas, y que aporta, también, otro punto de vista sobre el arte, la pintura y, como no, la historia, de la mano de un director ciertamente polémico y muchas veces incomprendido, pero del que no se puede dudar que posee un gran talento como cineasta.
La película obtuvo excelentes comentarios en el pasado Festival de Cine de Bogotá organizado por Bogocine y quienes no la pudieron ver no pueden perder la oportunidad de disfrutarla en estos dos días únicamente.
Foto: Bogocine
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