Este 28 de julio se celebra el Día Internacional de la Hepatitis, enfermedad que de acuerdo con estadísticas de la Organización Mundial de la Salud (OMS), cuenta en el mundo con alrededor de 350 millones de personas infectadas por hepatitis B y cerca de 170 millones por hepatitis C. Estos virus son una de las principales causas de infecciones agudas y crónicas, que pueden desembocar en cirrosis y cáncer hepático.
A propósito del Día Internacional de la Hepatitis, las Secretarías de Educación y de Salud de Cundinamarca vienen adelantando durante el mes de julio una campaña de educación para continuar creando conciencia sobre la hepatitis, las enfermedades que causan y las formas de prevención.
En Bogotá se ha insistido en que es necesario efectuar una detección oportuna, pues muchas de las personas padecen la enfermedad sin saberlo y se puede convertir en una enfermedad crónica con consecuencias fatales.
Se debe hacer conciencia de los riesgos de contraer algún virus hepático, explican las autoridades distritales pues el hígado juega un papel central en la regulación del metabolismo de todo el organismo, es biotransformador de gran cantidad de compuestos como los fármacos, algunos tóxicos como el alcohol, o sustancias que contaminan el ambiente, entre otros.
Es considerado “la fábrica química del organismo” por realizar más de cinco mil funciones indispensables para mantenernos saludables; eso mismo lo convierte en un órgano muy vulnerable, según refirió la Secretaría Distrital de Salud.
Las campañas de prevención se enfocan especialmente con la población joven pues aunque cualquier persona puede estar infectada de hepatitis, los expertos aseguran que los jóvenes tienen un alto riesgo de contagiarse de este virus, dado que en la mayoría de casos quienes hacen parte de este sector de la población son los que suelen entusiasmarse con la idea de realizarse piercings o tatuajes, en ocasiones inyectarse drogas, y algunas veces no tienen conciencia sobre los peligros de mantener relaciones sexuales sin protección.
Existen otras vías de infección de estos virus como el contacto con sangre infectada por medio de transfusiones sanguíneas realizadas antes de 1992, pinchazos con agujas, tratamientos dentales, compartir artículos de higiene personal y por transmisión de madre a hijo durante el parto.
Precisamente, conocer las formas de contagio es una de las maneras para tomar medidas de prevención que permitan minimizar la posibilidad de infección, objeto sobre el cual se fundamenta la campaña de sensibilidades. Igualmente, es clave realizar pruebas diagnósticas, así como el acompañamiento de los padres de familia para que sus hijos tengan una mayor conciencia sobre los riesgos de esta enfermedad.
La hepatitis C es una infección ocasionada por un virus que ataca al hígado, causando su inflamación y con el tiempo, provocando daños irreversibles. Los pacientes con hepatitis crónica C no tienen síntomas aparentes durante largos periodos de tiempo, hasta que se desarrolla una cirrosis. La infección se convierte en crónica en un 70-80% de los casos, y tras 20 o 30 años después de la infección pueden comenzar a aparecer los síntomas, es por ello que la Hepatitis C es conocida como la «enfermedad silenciosa”.
Por su parte, la hepatitis B es una infección hepática potencialmente mortal que conlleva un alto riesgo de muerte por cirrosis y cáncer hepático. De acuerdo con la OMS, el virus de la hepatitis B (VHB) es 50 a 100 veces más infeccioso que el VIH.
Aunque la mayoría de las personas con hepatitis no presentan ningún síntoma, cuando estos existen, son similares a los de un estado gripal, es decir, cansancio, náuseas, pérdida del apetito, fiebre baja, dolor abdominal, color amarillento de los ojos y la piel y oscurecimiento de la orina. En estos casos, se debe consultar al médico de forma inmediata.
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