La exposición fotográfica online ‘Los colores de nuestra tierra’ hace un homenaje a Colombia en el contexto de la celebración de los 30 años de la Asociación Diplomática y Consular de Colombia. Con esta actividad, los representantes de Colombia ante las misiones de diplomacia en consulados y embajadas alrededor del mundo, rinden un homenaje a Colombia, a través de imágenes y palabras con las que comparten el orgullo de representar esta tierra llena de encanto, luz y color.
Un tema pertinente, máxime cuando son conscientes de la importancia de reconocer y compartir los valores de nuestra colombianidad, dentro del concepto de que la diplomacia y la cultura unen al mundo. Los profesionales de carrera diplomática han trabajado de manera conjunta durante 30 años con el fin de “propender por la profesionalización y especialización en las actividades del Ministerio de Relaciones Exteriores, apoyar la carrera diplomática y consular, velar por su cumplimiento y presentar iniciativas útiles encaminadas a la buena marcha del Ministerio y a una mejor representación de Colombia en el exterior”.
La exposición y el autor
Esta exposición nace de los viajes por el territorio nacional del reconocido periodista y editor Enrique Patiño, quien ha consolidado un estilo propio en el que las palabras y las imágenes van íntimamente ligadas. Para el reportero, “tanto los textos como las imágenes se defienden solas, y así debe ser. Pero cuando se unen nace una mirada nueva que obliga a unir lo que antes parecían dos mundos aparte. Lo que era poderoso y autónomo por sí sólo cobra nueva vida gracias a la unión de las palabras y de las fotografías”.
Los colores de nuestra tierra es una serie de 12 collages de fotografía inspirada en el tricolor de la bandera nacional e integrada a un texto central:
“La bandera nacional tiene más de una interpretación de sus franjas de color. De hecho, su primera franja, el amarillo, puede representar por igual la vitalidad del trigo o el maíz, el brillo de sus mares cuando cae el sol, la piel del mestizaje, el esplendor del plumaje de las aves y, por supuesto, también el oro.
El azul, la segunda franja, está en los mares, como reza la tradición, pero también en los cielos y en las montañas distantes, en los claveles de exportación y en las artesanías más autóctonas. Y el rojo, que hasta hoy había hecho referencia a la sangre de los patriotas, está por doquier, tanto en las flores como en los sombreros guambianos, en las pinturas faciales de los wayuu o nukak makú, en el color de la fruta de la palma o de los corozos caribeños, en las ruanas de los campesinos y en los dinteles de las puertas coloridas de las regiones tropicales.
Este tricolor es un homenaje a una tierra bañada en colores diversos. Y es, a la vez, la mejor manera de darnos a conocer como país: vitales, inmersos en el contraste, diferentes y al mismo tiempo, únicos en medio de nuestra exuberante diversidad”. dijo el autor.
La muestra completa se puede ver en la página diplomaticos-colombia.org
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