Muchas son las personas que cada día practican un deporte. La mayoría lo realiza por salud, otros por distracción y muchos más como su medio de supervivencia o profesión.
En Bogotá, los escenarios deportivos prestan un servicio muy especial a todos los deportistas que los utilizan y la localidad de Kennedy es una de las que más escenarios aporta a la ciudad donde cada día llegan cientos de personas a ejercer lo que más les gusta: el deporte.
Uno de esos escenarios es el Coliseo Cayetano Cañizares donde desde hace 10 meses, aproximadamente, se viene impartiendo entrenamiento a personas que por uno u otro motivo poseen una discapacidad física, visual o auditiva.
Entre las disciplinas en las que se brinda este entrenamiento está el baloncesto donde todos los días ciudadanos que han perdido la movilidad de sus piernas llegan muy cumplidos al entrenamiento que les brinda Jimmy Mengua quien ha interpretado y puesto al servicio de los deportistas todos sus conocimientos.
Apoyo
Pero este proyecto del IDRD ha llegado a su final y quienes en él participan, especialmente los deportistas, piden que sea renovado ya que es un espacio donde se sienten útiles y valorados y de esta manera demuestran que el hecho de perder la movilidad de sus piernas no los aleja de la actividad física y de las competencias deportivas a nivel distrital y nacional.
“Este proyecto es bueno para todos nosotros, pero hace falta apoyo de la empresa privada porque las sillas que tenemos son hospitalarias y no son adecuadas para poder entrenar. Además, si se dañan quién nos las repone o no las arregla para podernos seguir movilizando en ellas señala Luis Nelson Sánchez uno de los deportistas beneficiados con este programa, -y añade- queremos que el proceso continúe con el mismo entrenador y no que nos cambien de profesor porque perdemos tiempo en la adaptación”.
La mayoría de estos deportistas son pensionados, microempresarios y otros se desempeñan como vendedores ambulantes de chance y lotería donde obtienen el sustento para ellos y su familia.
“Lo más complicado es el desplazamiento, a nosotros nos toca recorrer 45 minutos rodando en la silla de ruedas desde Patio Bonito, donde vivimos la mayoría, hasta el coliseo y lo mismo de vuelta. No hay escenarios adecuados para nosotros cerca a nuestro lugar de residencia, en la ciudad no hay una política clara de discapacidad.
Nosotros no podemos hacer como cualquier persona, esperar en el paradero una buseta que nos traiga porque sencillamente no lo hacen, no están adecuadas para llevar a un incapacitado físico” concluye Arbey Enríquez otro de los deportistas beneficiados con el programa.
Este grupo de jugadores ha representado a la localidad en competencias distritales donde han enfrentado a localidades como Bosa, San Cristóbal y Puente Aranda a pesar de no tener las herramientas adecuadas para la práctica del deporte.
Por ahora ellos esperan que el Estado y la empresa privada les brinden más apoyo y de esta manera poder continuar con la práctica deportiva porque cada día demuestran que la discapacidad no es incapacidad y por eso cada día que llegan al coliseo demuestran que el baloncesto va sobre ruedas.
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