Después del fallecimiento del periodista, escritor y profesor Jorge Consuegra, quedan para siempre sus enseñanzas y el interés que mostró por la cultura y las letras. Siempre dijo que en nuestro país eran escasos los espacios para la cultura, el cine, el teatro, la poesía, la música, el pensamiento.
En una charla de 15 minutos que mantuvimos con el maestro Jorge Consuegra, expresaba su preocupación por el poco interés por la lectura, la escritura y la crítica que mostraban los estudiantes de bachillerato y universidad del país. Años después el gobierno nacional mostraba unos números que decían que menos del 40% de los estudiantes universitarios tenía niveles aceptables de escritura, y que eran pocos los que podían argumentar la idea principal de un escrito. En 2011 Camilo Jiménez, un periodista y profesor de Comunicación Social, renunciaba a su cátedra después de comprobar como de un grupo de 30 alumnos, solo 3 pudieron componer un resumen de un párrafo sin mayores errores.
Jorge Consuegra quiso adelantar proyectos, pero la vida fue corta para esos propósitos. La vida unas veces, las instituciones y las políticas, otras. “He planteado a varias cadenas de radio y medios de comunicación masiva, crear unos talleres con los periodistas en los cuales se les diga que el periodismo es un acto de creación permanente. El periodista debe estar lejos de las veleidades y orgullos propios del reconocimiento de su importante labor, su gran reto será la excelencia en sus trabajos para que las personas entiendan el mundo complejo de estos días”. Sin embargo, la propuesta del escritor e investigador casi siempre se archivó.
De Consuegra es justo recordar su deseo constante porque los periodistas y escritores tuviesen rigor al momento de construir sus historias. “Las cátedras universitarias se enfocan en instruir a los futuros periodistas para que lean y escriban, pero muy poco para salir a la calle. El oficio del reportero no se ve con buenos ojos, pero ellos son los que conocen la noticia. El conocimiento directo del hecho da las herramientas para un buen reportaje”. Quizás porque el mundo de hoy facilita las cosas, y el internet es una biblioteca que tenemos en nuestra casa, el maestro Consuegra recalcaba: “los profesores deberían solicitar a todos los estudiantes de bachillerato y universidad, leer “El elogio de la dificultad” de Estanislao Zuleta, a su juicio ese era uno de los tantos escritos donde el filósofo antioqueño mostraba la inquietud por la arbitrariedad de la institución, desafiaba al miedo, y daba alientos para disentir.
La partida del maestro Consuegra deja un vacío enorme en las letras y la cultura; y no solo allí, también en aquellos que veíamos en él una voz autorizada que comunicaba sus ideas y que planteaba la lectura como la herramienta más formidable del desarrollo intelectual. Natalia su hija dijo en las redes sociales: “Gracias a Dios mi papá, el amor de mi vida, mi pedazote de cielo, ganó la batalla y ahora descansa en la paz de Dios. Su vida será una vela de amor y vida que nunca se apagará”.
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