Este miércoles 25 de diciembre será el sepelio de Diomedes Díaz, el gran cantante y compositor fallecido el domingo anterior en su residencia de Valledupar. José Zequeda, manager del artista, aseguró que la causa de la muerte “fue un paro cardio respiratorio. Tenía los pulmones un poquito afectados, no estaban al ciento por ciento”, expresó.

Luego de una presentación el pasado viernes en Barranquilla, ambos (Diomedes y Zequeda) se desplazaron hacia la ciudad de Valledupar donde fue la última vez que lo vio con vida. Hasta que el domingo, recibió la noticia sobre la muerte de El Cacique de la Junta.

El artista de 56 años murió mientras dormía y sus familiares sólo se dieron cuenta de ello pasado el mediodía del domingo, luego que su esposa y las personas que lo acompañaban en su vivienda del barrio San Carlos notaran que no despertó a tomar ningún alimento.

Una vida llena de contrates

Diomedes Dionisio Díaz Maestre nació el 26 de mayo de 1957 en una casa de bahareque en el corregimiento de La Junta, en el municipio de San Juan del Cesar, en La Guajira. En aquel entonces la mayoría de sus pobladores eran campesinos e indígenas arzarios que venían de la Sierra Nevada de Santa Marta. Diomedes creció como pastor de cabras, chivos y ovejas. Y fue atacado por varias enfermedades asociadas a la desnutrición.

Su infancia estuvo llena de dificultades económicas lo que le llevó a trabajar en labores humildes, incluso como espantapájaros en un cultivo. Y tuvo una pelea infantil. Otro niño lo agredió con una piedra y por poco se quedó ciego. Aunque los remedios caseros lo ayudaron, no fue suficiente y perdió totalmente el ojo derecho.

El éxito rotundo llegó en su juventud. Muchos aspectos de su vida quedaron plasmados de una manera singular en canciones como “Mi muchacho”, “La rasquiñita”, “26 de mayo”, “El cóndor herido”, «A mi papá», entre otras. A los 18 años fue mensajero de Radio Guatapurí buscando dar a conocer sus canciones con sus muchos zapatos de colores que llamaban la atención. El locutor Jaime Pérez Parodi resolvió el enigma del mensajero que con un sueldo mínimo lucía tantos zapatos: era un solo par que Diomedes pintaba a diario, quizás para disimular su pobreza.

En 1976 aparece su primera producción discográfica, “Herencia vallenata” con el acordeón de Nafer Durán, en 1977 graba dos LP: “Tres canciones” y “De frente” con Elberto “El Debe” López). En 1978 “La locura” con Juancho Rois) y de 1978 a 1984 graba 8 producciones discográficas con Nicolás “Colacho” Mendoza, Gonzalo Arturo “El cocha” Molina grabó con Diomedes 4 producciones, de 1988 a 1994 su compañero de fórmula volvió a ser Juancho Rois, luego en 5 lanzamientos su acordeonista fue Iván Zuleta, pasaron después Franco Argüelles, Juancho de la Espriella. Su último acompañante fue Álvaro López.

Será este miércoles la despedida de un gran artista, lleno de éxitos, con muchas canciones, orgulloso de su condición humilde, con un Grammy Latino, millonarias ventas y una vida llena de excesos buenos y malos, estos últimos que aceleraron su desaparición física. Colombia lo recuerda por sus historias hechas canciones que le hicieron querido y una vida personal que generó gran controversia.